Durante el franquismo hubo un claro retroceso de los derechos de la mujer, con un abierto ensalzamiento de la domesticidad y el paternalismo, entre otros. En 1944 fue reinstaurado el Código Civil de 1888, lo que comportó la desaparición de la capacidad decisora de la mujer en el seno de la familia otorgada por la Segunda República. Había una obligatoriedad de la mujer para el seguimiento en el cambio de residencia del esposo, y éste se convertía en el representante legal de la esposa, que perdía cualquier capacidad de acción sin el consentimiento de su cónyuge.
Con la democracia y en particular, en esos años 80, se QUITARON LOS IMPEDIMENTOS LEGALES que frenaban la igualdad y así se aprobaron la Ley del Divorcio (1981) y del aborto (1985). Si bien la brecha de género existente, impulsó después, muchas más leyes, como Violencia de Género (2004), Matrimonio de Personas del Mismo Sexo (2005), Dependencia (2006), o Igualdad (2007). La de IGUALDAD, de las más avanzadas del mundo.
Algunas de las leyes aprobadas en esa época son:
1978- Píldora anticonceptiva
1981- Divorcio
1985 - Ley de 3 supuestos  (aborto)
1988- Acceso al Ejército
1989- Permiso de maternidad
Soy frontalmente contraria al sistema de cuotas, más si cabe en un Cuerpo como es el de la Guardia Civil. No se puede imponer un mínimo de mujeres en especialidades como GREIM, GEAS u otras en las que la mujer se encuentra poco representada, si no superan las pruebas que garanticen el mejor servicio al ciudadano. Entiendo que las mujeres podemos estar donde nos propongamos sin necesidad de tener que conseguir un puesto por cuota.
Siempre he sido consciente de que, en el Cuerpo, las mujeres estamos en minoría y más aún cuando yo ingresé, en 1989, si bien  nunca me he sentido ni me han hecho sentir extraña ni en el Curso ni en mis posteriores destinos.
Ana, en la Academia de Guardias Civiles.
A finales de los 80, se formó el primer equipo de rugby fememino en la Facultad de CC Físicas, nos entrenaba un jugador del equipo masculino. Tiempos de muchos terceros tiempos. Los chicos decían que es un deporte de brutos, jugado por caballeros...no había correspondencia, para el femenino.
Esther, ex-jugadora de rugby
Con todo lo andado ya, no es suficiente, las cifras dicen que España sigue teniendo una de las menores tasas de empleo femenino de la UE, por debajo de un 60%, para la población entre 20 y 64 años. Todo esto, a pesar de la constante lucha por la inserción laboral y la realidad de gobiernos paritarios y la participación activa de mujeres en política. Las mujeres dedican al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado dos horas largas al día, más que los hombres.
Una de las consecuencias es la baja tasa de natalidad en España, 1.3 hijos/as por mujer en edad fértil, tasa alejada de la de reemplazo.

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